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Raymond Arrieta se somete a tratamientos para lucir más joven que Daddy Yankee

 Las expresiones fueron hecha en el programa de farándula "La puya de Dreuxilla" donde da conocimiento al público sobre la transformación del comediante el cual estará cumpliendo en el mes de Marzo 56 años de edad. 

Raymond Arrieta es un comediante de la vieja escuela que comenzó a principio de los noventas y aún mantiene una fiel fanaticada que lo recuerda y añora los personajes con los que el comediante se hizo famoso a lo largo de tres décadas de carrera. 

La nostalgia de sus seguidores lo ha mantenido activo por su desarrollo de personajes cuando joven como lo fueron, Trompetilla un payaso estúpido sin buenos trucos, Cayayo Culombo un policía estúpido de caderas anchas que no resuelve ningún problema, El Cabo una parodia sobre un rapero donde el comediante pinta su rostro de negro con un afro gigante para burlarse de la tendencia para aquellos tiempos donde el movimiento del reggeaton estaba creando su espacio con el reconocido cantante panameño El General y Pirulo El Colora'o otro personaje de cara pintada de negro con pelo afro rojizo cantante de bomba y plena puertorriqueña, Arrieta utilizó con mucho éxito esta fórmula para hacer reír durante un sin número de temporadas en sus programas de tv nacional en horario primetime.

En los comentarios del video se menciona por parte de una de sus seguidoras en Instagram que aparentemente conoce mucho sobre el tema, que esta transformación es debido a algún tipo de depresión por la que el comediante está pasando. 

El aparente suicidio de Robin Williams ha puesto en foco el lado oscuro de la comedia. Williams, como muchos comediantes, vivió con depresión y adicción por largo tiempo.

“Nos ven todo el tiempo haciendo chistes, pero uno está triste a veces. Cuando me siento mal, prefiero no salir, me quedo en casa porque se me haría difícil disimular y esconder las emociones. No los culpo porque es mi trabajo y me siento bien cuando otras personas ríen. Si me siento mal, no salgo a la calle para no defraudar a la gente”, contestó, por su parte, Raymond Arrieta.

El intérprete de “Trompetilla” contó que nunca olvidará cuando un grupo de niños le pedía su mejor sonrisa en momentos en que enfrentaba la pérdida de un hijo.

“Mi esposa estaba embarazada y perdió el bebé. Estaba de camino al canal y me encontré con una guagua de estudiantes y ellos estaban gritando y saludando. Tuve que tragar duro, saludé, me reí, pero me estaba muriendo por dentro”, confesó sobre esa vivencia, que ocurrió hace 19 años, pero aún tiene fresca en su mente.

Confesó que para batallar con las emociones, sobre todo en las caminatas a beneficio de los pacientes con cáncer, tuvo que recurrir a ayuda psicológica. explicó Arrieta a Amarys Santiago Torres, Primera Hora 13 Aug 2014


Todos los comediantes cuando ya van entrando en la tercera edad sufren de trastornos de depresión. En 2014, la Universidad de Oxford realizó una investigación que muestra que los comediantes tienen rasgos en común con personas que tienen esquizofrenia o depresión maníaca, y que esto podría ser lo que los hace divertidos. La investigación también arrojó que los comediantes eran menos capaces de sentir placer social y físico y tenían una visión general más oscura de la humanidad.

Ciertamente, no será el único comediante que ha vivido con depresión. comediantes como Braulio Castillo, Sully Díaz, Cordelia González, Carmen Belén Richardson entre otros han hablado abiertamente en público sobre sus problemas de depresión. 

Deborah Serani, autora del libro "Living With Depression", dijo que para muchos comediantes, el humor es una respuesta "contrafóbica" a la oscuridad y la tristeza que sienten. Su inteligencia, dijo, les ayuda a darle un giro divertido a su desesperación.

Jack Carter, otro destacado humorista, dice: "La parte divertida, la risa, se le da a la audiencia, pero el comediante se queda con la escoria amarga". La comedia ha sido descrita por un destacado teólogo como: "La capacidad de reírse de la propia tragedia".

Parece haber una conciencia por parte de la audiencia de la relación entre el humor y la ansiedad. En consecuencia, sería razonable asumir cierta conciencia del hecho de que los comediantes son personas muy ansiosas y, a menudo, deprimidas. Algunos indicios de la necesidad de ver el humor como una liberación de tensión se pueden ver en la relación cada vez más sadomasoquista entre el comediante y su público. 

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